Burnout: nuevos estresores en pandemia

Durante este 2020 de pandemia, “estar quemada/o” o presentar burnout se hizo más frecuente y notable, debido a los cambios que sufrieron las personas en su trabajo habitual. Es lógico, ya que el burnout representa un estado de agotamiento físico y mental, producto del estrés crónico del trabajo y, hoy por hoy estamos en situación de estrés a diario por otros factores, además del laboral. El solo hecho de vivir en estado de alerta constante para prevenir un contagio, o acompañar los deberes académicos de nuestros hijos e hijas en medio de la jornada laboral, son ejemplos de esos estresores que hoy están a la orden del día.

Cerebro y burnout

Con un funcionamiento corporal habitual, nos levantamos a la mañana atravesando un pico de Cortisol (hormona relacionada al estrés). Esta va disminuyendo conforme pasan las horas, hasta la noche. Cuando hacemos frente al burnout ocurre todo lo contrario: comenzamos con muy poco ánimo y energía el día y aumentamos el nivel de Cortisol por la noche, de la mano de nuestras preocupaciones y afianzando el insomnio. Influyen también otras hormonas, tales como la noradrenalina, la adrenalina, la dopamina y la serotonina, que se desequilibran en presencia de este trastorno, produciendo cambios en el estado de ánimo, niveles de alerta elevados y conductas a veces intolerantes o incluso agresivas.

En medio de todo ese desequilibrio empezamos a ver los síntomas típicos del burnout:

  • Sensación de desesperanza y vacío interior

  • Trastornos del sueño y falta de energía

  • Mala comunicación y alteración de las relaciones interpersonales

  • Desmotivación y sensación de incumplimiento laboral

Por todo lo anterior, es posible que se viva este síndrome, que ya fue reconocido como enfermedad por la OMS, cómo una depresión o desesperanza, cuando en verdad se trata de cansancio extremo, físico y mental.

El síndrome de siempre, potenciado por nuevas causas

Si bien no puedo decir que haya aumentado o disminuido por haber cambiado el ambiente laboral o los horarios, sí es seguro que ahora se suman otras razones que causan burnout. Por ejemplo:

  • El tener que hacer todo lo que respecta al trabajo en el mismo lugar físico donde se vive.

  • Combinar a veces, en el mismo tiempo y espacio, actividades laborales y no laborales.

  • Maternar o paternar mientras estamos absortas/os en nuestro oficio.

  • La poca libertad que se tiene para salir y cambiar de aires… Porque antes nos estresábamos y buscábamos el escape en actividades post jornada, y hoy, si bien se puede, es más limitada la gama de opciones e implica otros riesgos.

  • El cambio en la comunicación con nuestros equipos de trabajo y el resto de las/os compañeras/os de la empresa.

  • La tensión constante debido a la situación económica.

  • Los cambios en nuestros hábitos diarios.

Todos los anteriores son causantes que se suman abriendo paso a un estrés crónico y, muchas veces desembocan en el burnout.

Nuestra propuesta en intive: disminuyendo el estado de cansancio y estrés

Ante toda esta situación, en intive decidimos tomar acción.

  • Se canalizaron meetings 1:1 (nuestras “Be in touch”), para lograr que cada persona se sienta acompañada en esta situación de lejanía y distanciamiento.

  • Hubo siempre claridad respecto a la situación de la empresa respecto al panorama económico global, y se comunicaron oportunamente acciones a seguir al respecto, lo que baja mucho los niveles de ansiedad por incertidumbre.

  • Mantuvimos iniciativas lúdicas cómo las “Meet intivers”.

  • En nuestra wiki hay un manual de buenas prácticas de trabajo remoto, que incluye pausas activas y técnicas de relajación.

  • Se promueven clases de Yoga online para una jornada laboral remota saludable, que se dan a través de la app de enjoy intive (beneficio de descuentos).

  • Realizamos webinars para mantener una buena comunicación en los equipos de trabajo.

  • Tuvimos ya dos afters de integración que, sin duda, fueron un mimo en medio de todo lo que está ocurriendo.

Y así hemos ido realizando acciones que generan contención en medio de la adversidad, todas ellas muy interesantes, ya que descomprimen un poco a las personas y buscan bajar los niveles de estrés.

El rol de la tecnología para disminuir el burnout

Sin duda, si usamos la tecnología a nuestro favor, estaremos aprovechando una gran herramienta. Hemos estado haciendo uso de ella todo este tiempo para mantener la cercanía social (aunque respetando la distancia física), permitiendo poder hablar con nuestras familias, participar de cumpleaños virtuales o llevando adelante esas iniciativas que comentamos antes, como el after virtual o las clases de yoga online.

También existen muchas apps que te recuerdan las pausas activas (ideales para disminuir el burnout) o, que se diseñaron para realizar autocuidado mientras estamos en casa.

Aunque todo lo anterior, sin la tecnología, no sería posible, es importante destacar la necesidad de gestionar la frecuencia e intensidad de uso de la tecnología (uso y no abuso) para que nos sirva de herramienta de apoyo, en lugar de comprometernos de forma negativa. Todo en exceso es malo, y si no dosificamos y estamos, por ejemplo, entrando a leer las noticias muchas veces al día, sin duda vamos a hacer más intenso el burnout.

Sufro de burnout: ¿qué puedo hacer?

Hay muchas ideas que podemos tener en cuenta para ayudarnos internamente a buscar el equilibrio, a saber:

  • Toma pausas activas: es fundamental saber que nuestro cerebro no tolera más de 90 minutos en una sola actividad de enfoque. Por ello, es importante tomar breaks cortos, si es posible con mini actividades físicas y, luego volver al trabajo.

  • Pide ayuda: si perteneces a un equipo de trabajo, siempre puedes alzar la mano y contar que no te sientes al 100% y necesitas una mano para continuar; subir todo el peso a tus hombros empeorará el cuadro.

  • Cuida los hábitos básicos: estando en casa a veces los descuidamos. Hidratarnos, comer, ir al baño y un buen sueño fuera del horario laboral hacen que nuestro organismo vaya hallando la homeostasis.

  • Divide tus metas grandes en pequeños objetivos: no se trata de cuántas tareas grandes cumpliste, sino de que tanto avanzaste en esas tareas. Plantea cada tarea como una meta y, para cada meta, pasos a seguir. Eso te acercará a la sensación de logro, lo que incrementa la motivación.

  • Modifica tu ambiente de trabajo: ¡nada de trabajar desde la cama! Y si tienes tu espacio de trabajo y no te sientes a gusto, pues trata de mejorarlo y colocar motivadores visuales, buena luz y buena música. El trabajo también se puede disfrutar.

  • Redefine el éxito: cada día de trabajo en que realizaste tus tareas con tranquilidad y fuiste completando pasos debe ser considerado un día exitoso.

  • Busca una opinión externa: a veces hablar con algún compañero o compañera, familiar o amistad sobre lo que nos pasa, ayuda a descargar la mochila y a fluir un poco más.

El burnout, a largo plazo, puede convertirse en una situación crónica. No temas levantar la voz y buscar apoyo a tu alrededor, informarte y encontrar estabilidad dentro de tu situación actual.


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