Club de Chicas Programadoras: Aprendiendo a programar en comunidad

El Club de Chicas Programadoras nació como una iniciativa para animar a que chicas de secundaria se acerquen al mundo de la tecnología de una forma lúdica y comunitaria.

Este Club (o mejor dicho, conjunto de clubes) busca no sólo enseñar a programar, sino a transmitir el amor por la informática y su poder para transformar al mundo. Gracias a más de 60 personas que se voluntariaron el año pasado se llegó a crear 35 clubes ubicados en Argentina y Colombia, llegando a capacitar a más de 500 chicas.

Lourdes Ramirez (Software Engineer) y Patricia Miguel (QA Engineer) de intive participaron junto a Ariana Nieto como mentoras del taller de verano, y nos compartieron sus experiencias:

¿Por qué creen que es necesario que más mujeres aprendan a programar?

LR: ¡Porque podemos! Primero y principal porque es una gran salida laboral. En una realidad como la nuestra, con tanta gente fuera del sistema, aprender esta profesión que está llena de oportunidades como no hay en otros rubros es excelente.

Segundo porque en últimos años los trabajos relacionados con la tecnología estuvieron dominados exclusivamente por hombres, y existía la creencia de que las habilidades que se requerían las tenían ellos únicamente. Y eso no es así, podemos ser parte de la innovación, la ciencia, los desafíos del futuro. Podemos elegir este tipo de profesiones porque tenemos el talento necesario.

PM: Por varios motivos, a las mujeres se nos suele encasillar en tareas menos “lógicas” y más asociadas a la parte “humana” del desarrollo. Es así como, usualmente, no tenemos problemas para convertirnos en diseñadoras de interfaces, encargadas de soporte a clientes, testers, líderes de equipos… Pero en muchos casos no encontramos el mismo espacio en ámbitos como la programación, análisis de datos, robótica y otros campos que suelen estar más asociados a las “ciencias duras” y a lo exacto.

Más mujeres en estas áreas implicaría que más chicas tengan modelos a seguir y que vean a la tecnología como una opción real y posible.

¿En qué consistió el Club de verano? ¿Cómo fueron los encuentros?

PM: El club o «taller de verano», tuvo una duración de 6 encuentros. Inicialmente las mentoras seríamos Lourdes y yo, pero también tuvimos la suerte de que se sumara Ariana Nieto que, si bien no forma parte de intive, contaba con experiencia previa como mentora de otros dos clubes. Su contribución fue invaluable a la hora de decidir en qué temas centrarnos y cómo organizarlos a lo largo de los encuentros que teníamos planificados. Fue así que, finalmente, el club quedó dividido en 3 módulos, de 2 encuentros cada uno, comenzando con Scratch, una herramienta ampliamente utilizada como acercamiento a la programación y sus conceptos de base. Continuamos con nociones básicas de desarrollo web, y en esos dos encuentros las chicas lograron crear una página web escrita puramente en HTML y CSS. Fue muy interesante observar cómo se motivaban al ver algo hecho por ellas mismas. El último módulo fue dedicado a MIT App Inventor que, mediante programación por bloques, les permitió hacer aplicaciones móviles perfectamente funcionales y que podían trasladar a un aparato real.

¿Qué experiencias y aprendizajes se llevan como mentoras?

PM: A pesar de tener experiencia enseñando, todas mis participaciones en ese ámbito habían sido presenciales. Este club fue mi primer acercamiento a la modalidad virtual, lo cual me ayudó a derribar la barrera (por supuesto, mental) que existía en mí. Y, al no existir presiones en cuanto a exámenes o calificaciones, el objetivo estaba en lo que realmente importa, que es aprender, y no en “aprobar” como suele suceder en una propuesta educativa formal. Esto permitió que las reuniones se desenvolvieran con un tono natural de intercambio de ideas y sin miedo a cometer errores. Además, fue enriquecedor el contacto con gente joven, que tiene curiosidad genuina por conocer cosas nuevas. Y eso renovó mi entusiasmo también.

AN: Como mentora del club hace 3 años, puedo decir que lo que más me gusta y la razón para seguir sumándome, es ver como hay chicas que arrancan sin conocimiento alguno sobre programación y se van queriendo seguir con una carrera relacionada a la tecnología. El escuchar como abriste una puerta que desconocían y que terminó siendo totalmente distinta a lo que pensaban, es la sensación más linda.

LR: En lo personal fue una experiencia hermosa. En nuestro taller participaron un grupo de chicas de contextos vulnerables, ayudadas por una asistente social porque no tenían ni dirección de mail creada. Teníamos algo de miedo porque no sabíamos cómo presentarles la información para que sea enriquecedora para ellas y la verdad que se generó una energía maravillosa: las vimos crear y trabajar entusiasmadas, hacer preguntas, interesarse por terminar los ejercicios q les proponíamos, reírse…no faltaron a ningún encuentro además y nos agradecieron al final. Lo disfruté enormemente y creo que es una puerta a que chicas de todo tipo de contextos aprendan sobre tecnología. Ahora cuentan con las herramientas para seguir formándose, y el día de mañana podrán elegir un trabajo que las nutra como profesionales y personas.

Me encantó poder transmitirles el amor por la tecnología desde esa edad donde están soñando con lo que van a hacer con sus vidas más adelante, y que ahora sepan que esta opción es real y que si lo desean es también posible para ellas.

¿Qué le recomendarían a alguien que quiera sumarse como mentora?

AN: Le recomendaría que se anime. Sé que tal vez da un poco de miedo o nervios el sentarse por primera vez a compartir conocimientos, pero la realidad es que es súper reconfortante el saber que con solo compartir nuestra experiencia y estudios, las chicas se animan a formar parte del mundo de la programación.

PM: Que confíen en sí mismas: no es necesario ser un experto para transmitir lo que se sabe sino que lo importante es hacerlo con calidez y con ganas. Y, por supuesto, que cuando se emprende la noble tarea de enseñar, generalmente quien “enseña” resulta aprendiendo mucho más.

LR: Que se anime y no se pierda la experiencia. Desde el Club tuvimos todo el apoyo del mundo. El equipo tiene la experiencia y muchísimo material armado para que cualquier persona pueda generar encuentros de calidad con las chicas. Y a la vez te dan toda la libertad para llevar adelante el grupo con lo que vos pensás que les suma. Es muy gratificante ver a las chicas armar sus proyectos entusiasmadas y saber que estás empoderando mujeres con información para decidir sobre su futuro.

¿Querés saber más sobre el Club y te interesa participar? ¡Visitá su web! http://www.chicasprogramadoras.club/


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